
sábado, 18 de junio de 2016
lunes, 23 de junio de 2014
T R A N S L Ú C I D O

Vuelvo al salón principal. Picado Grosso está en el escenario. Un trío. Es subrepticia la dificultad para salir de lo triangular, de incorporar que por definción tienen los tríos. Aún así, hacen pensar en menos de medio minuto en red hot chili peppers. Eso siempre es bueno. El bajista parece virtuoso en sus dedos y en la palabra, que suelta en soliloquio rapero al cuarto tema. Aún así, no pretende más que su propia idea. Entusiasman por momentos con intencionesdivertidas, pero al retornar a lo plano, dejan en evidencia el truco. Terminan. Falta menos. Mientras desarman y arman en el escenario, suena smells like teen spirit y pienso en el fastidio que Cobain tenía porque su canción era más grande que él, y que de haber entendido esto no se hubiera ido justo cuando su carrera comenzaba.
Ya comenzó el ritual de t r a n s l ú c i d o, en el que se corre el centro de la tierra. ¿ Hay humano más feliz que el que sale de su eje a través del sonido ? ¿ No es el mejor músico aquél que hace bailar la imaginación ?. Esto sucede aquí. Ya nadie conversa. Desde un momento en que no se dieron cuenta, todo el salón flota en el acuífero sonido azul de translúcido. Nunca se sabe si las canciones terminan cuando parecen que terminan, porque con esta banda nada parece ser lo que parece. Nadie sobra. Toman agua entre algunas canciones y con sus movimientos componen la fluidez que ya desde el nombre, la banda reflexiona acerca de la luz. Son lo que dicen, un canal a través del cual se conoce el universo. Alguien reitera una y otra vez: "estos pibes se zarpan", "hacen lo que quieren". Y es cierto. Hacen lo que quieren, y por eso se divierten, y por eso divierte. Vuelven visible el movimiento, el verdadero milagro que es la música.
Si algo es difícil de explicar, y fácil de entender, es el mejor parámetro para conocer el umbral del placer. No importa comparar, pero si hay que hacerlo, vuelan encima del resto de la escena independiente. La corriente comercial es el producto de la debilidad en conjunto de la gente. Que a ciertas bandas las escuchen muchas personas es solamente una estadística, y no es hasta que se comprende esto, por abarcativa que sea la estadística, que se conoce el movimiento universal como sinónimo de infinito. Cuando suena translúcido sucede un acto de justicia musical, y la sincronicidad de nuestro placer con la de los músicos es una inequívoca idea de esto.
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